El 15 de febrero del 2011 se estableció el Día Internacional del Cáncer infantil, teniendo como objetivo sensibilizar a todos los países para comprender esta enfermedad, poder ayudar a su diagnóstico precoz y ofrecer mejores tratamientos.
Existen diferencias entre el cáncer infantil y adolescente en comparación con el cáncer de una persona mayor. Sin embargo, más allá de la edad del paciente, en el niño se produce a partir de células jóvenes, ya que es un cuerpo en crecimiento. Por razones no conocidas, dichas células pierden control, multiplicándose por el cuerpo. En un adulto estamos ante células de tejidos que no están en crecimiento, sino que por el contrario, producto de los años se transforman y desarrollan la enfermedad.
Las investigaciones sobre el tratamiento no son fáciles cuando se trata de niños, pues las reglas de ética de la investigación no permiten esquemas terapéuticos sin haber establecido los protocolos de seguridad apropiados. Los fondos destinados a investigación también son difíciles de conseguir y más aún contar con las autorizaciones correspondientes.
Constantemente se consulta a los médicos las razones por las que se debe realizar controles periódicos a los niños. El cáncer infantil puede ser una de ellas. Por eso, una de las mejores recomendaciones es asistir a todos los controles de acuerdo con el esquema que su doctor o centro médico le haya informado.
Ante casos de cáncer infantil, existen alternativas terapéuticas eficientes que el Estado brinda a través de los diferentes sistemas de salud para el manejo de los pacientes pediátricos. Es importante no tener temor al tratamiento, pues cada vez surgen mayores opciones. Conversa con tu médico y acompaña al paciente con la idea de que cada día será un gran día para el menor. Sin duda, la ruta no es sencilla, pero el especialista ayudará, acompañará e informará de los avances en el tratamiento.
Seamos conscientes de que el cáncer existe, no distingue entre edades ni razas, todos podemos padecerlo y debemos diagnosticarlo a tiempo. Dolores raros que se hacen repetitivos, sangrado nasal frecuente, hematomas (moretones) sin explicación, son algunas posibles manifestaciones. Será el profesional de salud, quien debe evaluar el caso para su correcto diagnóstico y tratamiento.
*Artículo publicado en el Diario Publimetro en la sección Vida Sana, 18 de febrero de 2020.