A partir de su experiencia docente, el profesor Lucas Vargas comparte sus reflexiones sobre la importancia de la investigación.
Por: Lucas Vargas ([email protected])
“Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas”.
(Fragmento del poema Ítaca, de Constantino Kavafis 1863-1933)
Una de las cosas que más disfruto de las presentaciones finales de los cursos de investigación en comunicaciones que vengo dictando desde hace casi seis años es evidenciar el proceso de transformación que se produce en los alumnos. Es algo difícil de poner en palabras ya que se refleja, además del trabajo escrito, en la mirada del alumno, su gesto, su discurso, su forma de pararse, su seguridad, su argumentación, su redacción, su PPT, hasta en su sonrisa luego de escuchar los aplausos de sus compañeros. Son otros o, mejor dicho, son una mejor versión de ellos mismos.
Y es que aquellos que realmente deciden comprometerse con el proceso de aprender a conocer a través de la investigación se dan cuenta que se trata de más que aprender herramientas y técnicas «cuanti» o «cualis». Por supuesto que hay que saberlas, pero no debemos solo concentrarnos en ellas.
Comparto con ustedes los puntos más importantes de mi visión para la enseñanza de la investigación, basado en la creación de un espacio de transformación para que los estudiantes se conecten con ellos mismos mejorando y potenciando sus habilidades.
En este espacio considero que la investigación:
Desarrolla nuestro pensamiento crítico al abrirnos la posibilidad de observar la realidad y formular preguntas sobre ella, potenciando nuestra curiosidad natural. Nos da la posibilidad de contrastar reflexiones con otras personas quienes a través de sus estudios y teorías nos muestran su visión del mundo.
Mejora nuestra alfabetización informacional. En un mundo donde la abundancia de información resulta abrumadora, el poder seleccionar lo principal de lo accesorio resulta indispensable.
Amplía nuestras técnicas de estudio y redacción. Nos exige usar y poner a prueba nuestras herramientas de estudio, lectura, redacción y otras que hemos aprendido desde el colegio y nos abre a nuevas fórmulas de aprendizaje.
Permite el trabajo interdisciplinario y entre pares. Potencia la labor y discusión con otros especialistas de nuestra disciplina y de otras, ya que la investigación resulta más fructífera con otros.
Ayuda a mejorar la manera de presentar los resultados. Nos exige desarrollar nuestra capacidad de síntesis y de creatividad al transmitir nuestros hallazgos y conclusiones para de esta manera seguir «enamorando» a otros sobre el tema.
Amplía capacidades de gestión ya que en la investigación administramos el tiempo, así como recursos financieros y humanos.
Nos involucra con nuestra realidad y sus problemas en el ejercicio de conectarnos con los otros. Investigamos para mejorar nuestra vida y nuestro entorno porque nos «toca» lo que pasa.
Creo importante que, como facilitadores y acompañantes en su vida universitaria, los profesores brindemos posibilidades y espacios de reflexión a los alumnos para que, al igual que en el poema de Kavafis, se den cuenta de que el viaje es más importante y transformador que el destino.
(Imagen tomada de http://www.stlawu.edu/news/art-gallery-feature-enso-zen-circles-enlightenment)