El mundo evoluciona a una velocidad vertiginosa, sobre todo en estos tiempos en los que la pandemia ha irrumpido con fuerza en todos los sectores, modificando los comportamientos, actitudes y hábitos de consumo de las personas. Los estudiantes no son ajenos a este cambio, al contrario, su formación profesional ya no solo depende de la capacidad intelectual, se requiere de una combinación de capacidad intelectual + inteligencia emocional + resiliencia + cognición aumentada. Es decir, habilidades necesarias en la proliferación tecnológica de lo que algunos autores denominan la “4ta revolución industrial”.
Un informe del Foro Económico Mundial en 2016 decía que los profesionales, a los 18 meses de haberse graduado, perderían el 40% de lo aprendido cada 3 años. Por otro lado, predijo que, en el 2020, más de un tercio de las habilidades de las ocupaciones estaría compuesto por habilidades que aún no se consideran cruciales para el trabajo actual.
Tanto las habilidades blandas como las tecnológicas son esenciales para desempeñar con éxito los diferentes desafíos que encontramos en el mundo laboral. Algunas habilidades blandas requieren que se le incluyan el pensamiento cognitivo, el pensamiento adaptativo innovador, la capacidad de solución, destrezas elásticas y competencias transvergentes.
Según el profesor Ronald Barnett, del Instituto de Educación de la Universidad de Londres, podríamos hablar del concepto de Universidad 4.0. Una universidad evolucionada, socialmente responsable y comprometida con satisfacer las necesidades de los estudiantes. Basada en el internet de alta velocidad, dispositivos móviles, plataformas tecnológicas y apps digitales. En ella podemos encontrar la integración de modalidades que favorecen la inclusión y la diversidad social como las clases virtuales, híbridas, remota, inmersiva, etc.
Otra característica es que encontraremos una oferta académica de disciplinas transversales en menor tiempo que una carrera tradicional, logrando un nivel avanzado de personalización en la currícula, de acuerdo a los objetivos que se quieren conseguir. Además, los alumnos pueden añadir nuevos soft skills o especializaciones a su titulación a lo largo de su vida laboral.
Algunas de estos nuevos profesionales serán los líderes globales, trabajadores satelitales, incubadores de proyectos, ingenieros de mundos inmersivos, influencers de emprendimiento, coaches de aprendizaje, teleeducadores, knowmads del conocimiento, gigieducadores, gestores culturales. Profesionales formados para ejecutar nuevos roles transvergentes.
Por el lado de las plataformas digitales, encontramos los LMS inteligentes que usarán algoritmos de IA en combinación con IoT (Internet de las Cosas) para ofrecer una experiencia de aprendizaje única y completa a los alumnos. Esta revolución integra también la robótica, los sistemas automatizados, blockchain, Fintech, bots, deep learning, tecnología 5G y sistemas de ciberseguridad.
Algunas instituciones de educación superior están utilizando los datos para poder mejorar la experiencia de aprendizaje de sus alumnos. Ese es el caso de la UPC, nosotros fuimos pioneros en usar la IA para predecir el rendimiento educativo de los alumnos en sus primeros años de estudio. Esto nos permite adelantarnos y gestionar el reforzamiento de aprendizajes en los que el modelo predictivo nos indica que pueden tener algún tipo de dificultad. La analítica de datos será utilizada también en esta fase para personalizar la experiencia y las necesidades de cada estudiante, en función de su rendimiento. También usamos IA para atender a nuestros alumnos. Hoy, más del 80% de las preguntas son respondidas por nuestra asesora virtual ALMA en segundos.
Finalmente, es importante recordar que la Universidad 4.0 no es aquella que tiene lo último en tecnología, ni aquella que copia a la otra por moda, sino aquella que es capaz de utilizar la tecnología como un medio para poder formar mejor a nuestros alumnos. Eso hoy es posible entendiendo su necesidad, viendo su nivel y así planificando su aprendizaje para llegar al objetivo. Cada día más experimentaremos una educación muy personalizada.
Midamos nuestra innovación no por la tecnología que tenemos sino por la que utilizamos y podemos demostrar que trae mejores resultados en adquisición de conocimiento, desarrollo de competencias, en retención de alumnos en riesgo, etc. La educación 4.0 es un gran reto para el sector educación en el Perú, pero es un reto que ya empezó y que no podremos dejar pasar.
O innovamos o desaparecemos.
*Artículo publicado en el portal: https://marisolsuarez.com/, 9 de junio de 2020.
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