Por definición, hemos estudiado que un producto es cualquier cosa que puede ser ofrecida a un mercado para su adquisición, uso o consumo con la finalidad de satisfacer un deseo o una necesidad. Las necesidades las pueden satisfacer una gama mayor de productos, pero un producto con buen diseño y styling va a satisfacer eso a lo que llamamos “deseo”.
Por: Yessica Centty
El centro de toda actividad de marketing debe ser el consumidor, su razón principal de ser. En la actualidad, los consumidores son cada vez más sofisticados, individualistas y valoran la diferenciación, el diseño y el styling. No se trata de vender lo que queramos vender. Se trata de vender lo que el consumidor quiere o quisiera comprar.
Vivimos en un mundo donde lo visual es muy importante. Todo lo que se ve bonito, llama más la atención. Es clave para los nuevos productos, el diseño y la presentación de estos, lo que conocemos como empaque: toda actividad de diseño y producción del recipiente o envoltura del producto. El empaque, además de proteger al producto, tiene como principal objetivo atraer la atención de los clientes en el punto de venta.
Creemos productos que posean empaques provocativos. El buen empaque o presentación de un producto hace que el consumidor perciba que es un mejor producto y se anime a “probarlo”. Cuando compras una bebida, por ejemplo, cuyo empaque y sabor te llamó la atención en la góndola del supermercado, y luego la pruebas en casa, y te gusta, y te encanta… Esta podría ser tu nueva bebida predilecta, Probablemente guardes la botella y la rellenes con otras bebidas.
Algunos otros ejemplos:
Mermeladas de diversos sabores:
Toallitas húmedas para limpiarse las manos:
Coca Cola haciendo branding de marca en los cines:
Bebidas gaseosas con sabores naturales:
Condimentos de cocina:
Podría dar un sinfín de ejemplos, en su mayoría, provenientes de productos estadounidenses. No es novedad que este país es el líder en la ciencia del marketing y packaging. Sus diseñadores de producto y empaque marcan la diferencia a nivel global.
El diseño es una de las características principales para que pueda existir cualquier producto; desde prendas de vestir hasta floreros, autos, medicinas, bebidas, dulces, etc. En palabras de Paola Antoneli (Arquitectura and Design. MOMA): “El buen diseño combina tecnología, ciencia cognitiva, necesidad humana y belleza para producir algo que el mundo no sabía que hacía falta”.
El Padre del diseño industrial americano, Raymond Loewy, dice: “Function is out. Form is in”. Entre sus mejores diseños tenemos la botella de Coca Cola, el logo de Shell, logo y caja de los cigarrillos Lucky Strike, el avión presidencial Air Force One para John F. Kennedy, y el diseño de locomotoras y automóviles aerodinámicos.
Su trabajo es una verdadera inspiración para los diseñadores actuales, pues su filosofía consistía en que “lo feo se vende mal”. Loewy escribió:“Para una compañía grande, poca innovación es el paso al riesgo extremo (…) el consumidor duda entre dos factores opuestos: La atracción por la innovación, la resistencia hacia lo familiar, lo que siempre usa y está dentro de su zona de confort”.
Poniendo esto en marco del diseño de productos, los marketeros debemos apostar por crear y diseñar productos que se perciban como de avanzada: sofisticados, buenos, bonitos, atractivos, únicos y diferentes. Lo visual importa muchísimo. Ello hará, como menciono en líneas anteriores, que el consumidor busque probar el producto.
El diseño diferenciador del producto y de su empaque, más la calidad del mismo, generarán lo que todo marketero desea: Una compra constante, un posicionamiento aspiracional y la fidelización por parte del consumidor.
Los invito a ser innovadores, pensando en productos creativos y diferenciadores que puedan funcionar bien, y que cumplan los objetivos puntuales de sus organizaciones, compradores y ustedes mismos como empresarios.
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