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Umbral, emoción y tradición

8 abril, 2021 by MariLú Pineda Deja un comentario

Se hace tan lejano pensar en los tiempos de clases presenciales. Con nostalgia, recordamos el atravesar el umbral del campus, y tras recorrer paisajes cotidianos, llegar finalmente a un umbral particular: nuestra aula. En arquitectura, un umbral marca un límite, definiendo qué se encuentra en el interior y qué en el exterior. Dar el paso adelante, atravesar el umbral hacia el interior de este espacio, hacía que nuestra emoción aumente: veíamos cada rostro y sonreíamos.

Hoy tenemos un umbral diferente, un umbral pequeñito pero muy presente: un umbral-pantalla. El abrir ese umbral virtual también nos emociona, y aún cuando no vivamos exactamente la misma experiencia, sabemos que el atravesarlo nos enfoca y hace que saquemos lo mejor de nosotros. Cuando estamos frente al umbral-pantalla, esperamos pacientemente y es nuestro corazón el que se activa en la espera, con ansias de (re) encontrarnos con nuestros estudiantes, tal como sucedía en aquella época anterior. Y es que, en una sesión de clase, los umbrales que atravesamos no necesariamente son físicos… son de descubrimiento.

Cada vez que atravesamos el umbral de descubrimiento percibimos un espacio diferente; y, si estamos realmente presentes, nos sumergimos en una dinámica en la que demostramos que somos seres de emoción y tradición. ¿Cómo saber si nos sumergimos en ello? Pienso que sucede en aquel momento cuando se generan acciones continuas con una gran dosis de emoción y que quedan grabadas en nuestra memoria, conectando directamente con nuestro corazón. Me refiero a aquellas acciones que, al repetirse, se convierten en tradiciones diarias que nos hacen ser nosotros mismos y también parte de un grupo. Este es un punto importante y creo incluso indispensable para el aprendizaje dentro del aula, porque el aprendizaje viene de un intercambio, un compartir, no sólo de conocimiento; sino también de emoción y conexión entre nosotros.

Si nos percatamos, en nuestro día a día, tenemos presente esta triada de umbral, emoción y tradición; llegando incluso a convertirse en momentos sagrados. ¿Cómo podríamos activar esta triada en nuestras sesiones de clase, en esta coyuntura? Generar tradiciones con nuestros estudiantes, colocar nuestra emoción en ello, podría resultar sencillo; pero paradójicamente nuestro umbral-pantalla, el mismo que nos permite conectarnos, también nos separa al acentuar el frío de la distancia, y se convierte en algo que debemos romper para conectar realmente.

Podríamos empezar comprobando si las tradiciones en la enseñanza presencial se pueden replicar en el mundo online. ¿Cuántos de nosotros hemos intentado llevar algunos momentos que normalmente disfrutábamos en nuestro día a día, al mundo virtual? En mi caso particular, una tradición común en los talleres de diseño en arquitectura es que los estudiantes escriban su nombre en una lista para conseguir ser los primeros en recibir “críticas” (feedback) de sus diseños. Hoy, aun cuando la pizarra es virtual, todos seguimos sintiendo esa misma emoción.

Y, ¿si aprovechamos otras circunstancias? ¿Qué pasaría si el esperar a que terminen de conectarse nuestros estudiantes se convierte en un espacio para (re)conectar con nosotros mismos y entre todos? Antes pensaba que esos minutos de espera previos a la clase se convertirían en umbrales no necesariamente atravesables y que aterrizaríamos con algo de turbulencia a la sesión. Sin embargo, esos minutos de espera se convierten en esa oportunidad para generar espacios de tradición cuando le agregamos nuestra “sazón” personal y decidimos convertirnos en DJs y relajarnos con un buen playlist de bienvenida, preguntas rápidas y amenas que nos divierten y a la par permiten conocernos más… y, de paso, el mejor logro: aprender a ser puntuales, ¡para disfrutar ese momento! Esta actividad se convirtió en una tradición con emoción: el umbral se atravesó y conectamos de tal manera que se convirtió en el espacio esperado por todos y cada uno de nosotros.

Pienso que el trasladar tradiciones y generarlas nos hace ser más humanos y también nos permite conectar, emocionarnos y atravesar los umbrales. Esto no debería quedarse en ese espacio virtual, sino también pensar a futuro y ver cómo las nuevas tradiciones podrían trascender a los espacios no virtuales. Recuerdo otra de mis nuevas tradiciones, cerrar cada sesión online de taller de diseño con uno de los tips del libro The Architecture School survival guide. Pude comprobar en las siguientes semanas cómo varios de los tips que fui leyendo, calaron en algunos estudiantes y su pasión por la lectura también empezó a crecer. De pronto, aparecieron mensajes con pedidos de recomendaciones de libros de arquitectura porque querían empezar el tip “Lee al menos 30 minutos al día sobre arquitectura”. Inclusive, una vez se molestaron conmigo… ¡porque no hubo tiempo para leer la frase del día! Tuve que enviarla por correo a todos, quienes estaban esperándola con ansias.

Recordemos que muchas veces, somos los docentes quienes llevamos a nuestros estudiantes cerca de los umbrales y les alentamos a atravesarlos. La emoción y las tradiciones son las que nos ayudan a reforzar nuestros vínculos, y qué mejor que mantenerlas y crear nuevas en nuestros espacios virtuales. Nada es más enriquecedor que sentir y comprobar que la experiencia de atravesar los umbrales de descubrimiento es compartida, y más aún cuando son nuestros estudiantes quienes nos invitan a atravesarlos. Dejarse llevar y atravesar umbrales junto a ellos, nos permite disfrutar de este descubrimiento y continuar aprendiendo. Solo hay que confiar y emocionarnos.

Estrategias docentes (¿tips?) para el primer día de clases virtuales en la universidad

15 marzo, 2021 by Tito Viale Deja un comentario

Para la mayoría de los docentes, y por diversas razones, el primer día de clases en la universidad siempre ha sido el día más esperado e importante del ciclo. Tan así, que nos preparamos con muchas expectativas para ese día. Es el día en el cual nos presentamos y establecemos el primer contacto con nuestros alumnos con quienes vamos a convivir durante las 16 semanas de duración que tiene el semestre académico. ¿Nos ponemos nerviosos? Pues seguramente que sí (a pesar de los tantos años que tenemos como docentes universitarios). Pero este nerviosismo no debe inmovilizarnos sino, todo lo contrario, debe llevarnos a la acción.

En cierta forma, las estrategias para el primer día de clases dependerán del estilo del docente, del público objetivo, del medio que utilicemos para comunicarnos, etc. Pero sean cuales sean las estrategias, estas no están escritas en piedra. Lo que veremos a continuación es una recopilación de las mejores prácticas para el primer día de clases recogidas (y practicadas) por los autores del presente artículo.

Para empezar, podemos afirmar que el primer día de clases empieza antes del primer día de clases.

¿Qué significa esto? Que debemos tener todo listo antes del primer día de clases. Es muy importante que el curso que vamos a dictar esté completamente diseñado con la debida anticipación y, además, debe estar alojado en el aula virtual con la cual trabajaremos de modo que durante el ciclo nuestra principal preocupación será el aprendizaje de nuestros alumnos y no el diseño del curso. Es muy importante que nos enfoquemos al 100% en el aprendizaje de nuestros alumnos.

Por otro lado, debemos añadir que debemos conocer bastante bien la plataforma con la cual vamos a trabajar de modo que podamos aprovecharla al máximo y así optimizar el uso de todas sus herramientas. Ojo: no se trata de usar por usar las herramientas del aula virtual. Estas deben estar alineadas con las competencias que queremos desarrollar en nuestros estudiantes. Según un documento de la universidad de Palermo (2015)1, esta elección debe ser consciente, intencional y selectiva. De esta manera, nos preparamos para orientar a nuestros estudiantes a familiarizarse con el entorno virtual.

Recomendamos, también, y previo al inicio de clases, averiguar por el perfil de nuestros futuros alumnos: ¿son cachimbos?, ¿qué porcentaje de repitentes tenemos?, ¿son alumnos de los últimos ciclos?, ¿cuál es la distribución por género?, ¿trabajan o están haciendo sus prácticas profesionales?, etc.

Llegado el primer día de clases, ingresemos al aula virtual unos 20 minutos antes del inicio de clases. Verifiquemos que todo esté en orden. Luego, ingresamos a la videoconferencia (con unos diez minutos de anticipación) y vemos que los alumnos van ingresando uno por uno y nosotros los vamos saludando por su nombre a través del chat o haciendo uso del micrófono.

Llegada la hora de inicio de la clase, prendamos la cámara para darle la bienvenida a los alumnos al curso y a la universidad. Si son “cachimbos”, felicitémoslos por el inicio de su carrera y por la decisión que han tomado de estudiar en la universidad. Aprovechemos, también, para explicarles brevemente la estructura académica de la universidad; deben saber que tienen un(a) coordinador(a) de curso, el(la) director(a) de la carrera, el(la) vicerrector(a) académico(a), etc. Seamos cálidos y cordiales. Digámosles que estamos para ayudarlos en su aprendizaje y que como consecuencia de ese aprendizaje deben aprobar el curso. Luego, durante la clase se puede apagar la cámara (esto, para evitar que se sature el Internet) y podemos encenderla, nuevamente, al momento de despedirnos.

Presentémonos de manera muy breve. En esta presentación hagámosle ver al alumno que conocemos el curso de “cabo a rabo” y que tenemos mucha experiencia docente y profesional (de ser el caso). Esto le inspira confianza y tranquilidad al estudiante. Procuremos siempre, y de manera muy breve (no se trata de generar debate), hacer un comentario de la actualidad que estamos viviendo. Actualmente, podemos dirigirles unas palabras en relación con la pandemia. Desearles que ellos y sus familiares se encuentren bien de salud y pedirles que se cuiden usando mascarilla, guardando distanciamiento social y siguiendo los protocolos del caso.

Si bien algunas universidades ya caminaban en la dirección de la virtualidad, todos nos vimos impactados por la pandemia generada por el Covid-19. Esto empujó al sistema educativo peruano a un entorno virtual. Debido a esto, sugerimos destacar los aspectos positivos de esta situación. Hay que decirle al alumno que un curso virtual sacará lo mejor de ellos y que los colocará en el centro del sistema de enseñanza aprendizaje. Digámosles que uno de los objetivos que queremos lograr en ellos es que se hagan responsables de su propio aprendizaje. Para esto, presentémosle a los alumnos la estructura de nuestro curso en el aula virtual, de modo que el estudiante pueda ingresar a cualquier unidad en cualquier momento y sepa atender los requerimientos del curso. Es muy importante que se familiaricen con el aula virtual. Establezcamos los medios de comunicación que usaremos fuera de las horas síncronas, tal vez indicarles que se podría crear un grupo en alguna red social o usar alguna que ya está creada. Comprometámonos a responder sus consultas realizadas durante las horas asincrónicas (aprendizaje autónomo) en un plazo no mayor de 24 horas.

A continuación, presentemos el curso con palabras sencillas. Esta presentación debe ser altamente motivadora (podemos apoyarnos con algún video o PPT). Luego, leemos las partes más saltantes del sílabo junto con los alumnos destacando aquellas en las que se señalan los logros y las competencias. A continuación, sugerimos presentar claramente “las reglas del juego”. Hay que decirle al alumno cómo será evaluado. ¿Qué competencias adquirirá? El alumno debe tener claro que cuando acabe el curso se irá con un añadido que no tenía antes de empezarlo. Digámosles, también, que la clase se grabará para que aquellos que tengan problemas de conexión o no pudieron asistir a la clase la vean en cualquier momento. Antes de terminar la clase orientemos al alumno en las actividades que debe realizar de manera asíncrona antes de la siguiente sesión síncrona.

Luego, es importante presentar las “Reglas de convivencia” (micrófono y cámaras apagados). Puntualidad. Levantar la mano para intervenir. Entrega de los trabajos y evaluaciones a la hora establecida y a través del canal establecido. Uso del chat.

Cuando las clases eran presenciales, podíamos retener el nombre de algunos alumnos y llamarlos por su nombre. Esto generaba un fuerte impacto, pero ahora que las sesiones son virtuales y tenemos el nombre de nuestros alumnos a la vista, esto ya no genera el mismo impacto. Lo que sugerimos, es referirnos a los comentarios hechos por nuestros alumnos de modo que los alumnos a pesar del supuesto anonimato se sienten identificados porque el profesor valora su comentario. En el transcurso de la clase podemos plantear preguntas dirigidas a todos, pero también dirigidas con nombre propio.

Los dejamos con una frase muy conocida (tal vez trillada), pero que cobra vital importancia en nuestra presentación como profesores el primer día de clases. Debemos tener en cuenta que “no hay una segunda oportunidad para una buena primera impresión.”

¡Muchos éxitos en el primer día de clases!

Artículo escrito por:
Héctor Viale, Director de la Oficina de Prospección Académica de la UPC.
Armando Novoa, Profesor a tiempo completo del Departamento de Ciencias – Campus San Miguel.

1 Extraído de Summer Training (2021)

Un hallazgo relevante: ¿Qué variables son las que más se relacionan con los resultados de las encuestas académicas?

1 febrero, 2021 by Tito Viale Deja un comentario

Descubrir qué influye en los resultados de la encuesta académica nos permite estar conscientes en qué es lo que hay que trabajar más y, adicionalmente, valorar el sentido que tiene nuestra metodología de enseñanza-aprendizaje. Es por ello, que en este artículo les presentamos los resultados que encontramos al relacionar algunas de las variables de la encuesta académica con su respectivo análisis. Para esto, hemos utilizado la función “COEF.DE.CORREL” o “PEARSON” del Excel.

Todos los docentes, en algún momento, nos hemos preguntado por las variables que mueven los resultados de las encuestas académicas (siempre quisimos saber cuáles son las variables que tienen una alta correlación con los resultados finales). Determinar esas variables puede llevarnos a mejorar notablemente aquello que los alumnos necesitan para un óptimo aprendizaje y, por qué no decirlo, a mejorar notablemente los resultados de los docentes en sus encuestas académicas.

Las encuestas académicas son instrumentos de medición utilizados por las instituciones educativas que tienen como norte la excelencia y la mejora continua como parte de su ADN institucional. El diseño de estas encuestas ha ido variando en el tiempo y, en base a la experiencia y a juicio de los expertos, se fueron eliminando preguntas e introduciendo mejoras hasta llegar a la encuesta tal como la conocemos hoy en día. Este documento final arroja resultados que, efectivamente, reflejan la práctica docente en el aula y fuera de ella (Zabalza, 2005).

¿Qué fue lo que hicimos? Hemos analizado los resultados de las encuestas académicas en un curso de matemática de una universidad peruana en el segundo periodo del año 2019 (cuando las sesiones de clases eran presenciales con una componente virtual (curso blended)) y, también, en el segundo periodo del 2020 (en la coyuntura actual con las sesiones de clases virtuales debido al Covid-19). Este curso tuvo 56 secciones en el ciclo académico 2019-2 y 47, en el ciclo académico 2020-2. Lo que veremos a continuación no obedece a una exhaustiva investigación científica. Son hallazgos que forman parte de una investigación mayor que verá la luz muy pronto. Los hallazgos que encontramos hablan por sí solos y se los vamos mostrando por delante.

Encontramos que la variable “El profesor desarrolló actividades que me permitieron aprender por mí mismo” y la variable “El profesor desarrolló actividades que me permitieron aplicar en la práctica lo que he aprendido en el curso” muestran una relación positiva muy alta con la variable “Promedio docente. (ver Gráfico N° 1 y Gráfico N° 2).

En el Gráfico N° 1, obtenido del análisis de los resultados del periodo 2019-2, observamos que la correlación entre la variable “El profesor desarrolló actividades que me permitieron aprender por mí mismo” y la variable “Promedio docente” tienen una relación positiva muy alta (r = 0,98). En el Gráfico N° 2, obtenido del análisis de los resultados del periodo 2020-2, observamos, también, que la relación entre las mismas variables es muy fuerte (r = 0,98).

Gráfico N° 1. 2019-2. Relación entre las variables “El profesor desarrolló actividades que me permitieron aprender por mí mismo” versus “Promedio docente”. (Fuente propia)
Gráfico N° 2. 2020-2. Relación entre las variables “El profesor desarrolló actividades que me permitieron aprender por mí mismo” versus “Promedio docente”. (Fuente propia)

A pesar de que se trata de un análisis únicamente de dos semestres académicos, podemos adelantar algunas conclusiones que obtenemos de estos valores. De todas las variables que se evalúan en la encuesta académica, la que mayor relación tiene con el resultado final del profesor es la que se refiere a que el profesor desarrolló actividades que permitieron (al alumno) aprender por sí mismo. Por otro lado, a la luz de estos resultados, y por el lado de los docentes, podemos aventurarnos a sugerir que deben tomar en cuenta estos resultados en la etapa de planificación del curso porque ya sabemos que influyen directamente, más que otras variables, en el resultado de la encuesta y así, mejorar el diseño de actividades con materiales y herramientas que le permitan al estudiante estudiar por sí mismo.

Algo similar ocurre con la relación entre la variable “El profesor desarrolló actividades que me permitieron aplicar en la práctica lo que he aprendido en el curso” y la variable “Promedio docente”. Para el semestre académico 2020-2, los análisis llevados a cabo arrojaron una correlación de 0,97; igual que en el semestre académico 2019-2.

Por otro lado, en el breve estudio que hicimos, obtuvimos un resultado interesante y es la correlación entre las variables “Porcentaje de aprobados en el curso” versus “Promedio docente” (ver Gráfico N° 3). Para el semestre académico 2019-2, este valor de correlación está en el orden de 0,12; mientras que para el semestre académico 2020-2, está en el orden de 0,03. Estadísticamente hablando, estas correlaciones son muy débiles; y la lectura que hacemos es que no hay una relación directa entre esas variables, con lo cual se rompe el mito de que el profesor que aprueba a la mayoría de sus alumnos está muy bien calificado en las encuestas académicas y, por lo tanto, es un buen profesor.

Gráfico N° 3. 2019-2. Relación entre las variables “Porcentaje de aprobados” versus “Promedio docente”. Como puede observarse en el gráfico, no existe una correlación lineal entre ambas variables. (Fuente propia)

Algo similar ocurre con la variable “La bibliografía me sirvió en el curso” y la variable “Promedio docente” (ver Gráfico N° 4). No hay una correlación significativa entre ambas variables.

Gráfico N° 4. Relación entre las variables “La bibliografía me sirvió en el curso” versus “Promedio docente”. Como puede observarse en el gráfico, no existe una correlación lineal entre ambas variables. (Fuente propia)

Como habrán podido observar, hay variables que están altamente relacionadas con el promedio docente las cuales podemos (y debemos) ir mejorando cada semestre académico, desde el rol que nos compete: como docentes o como gestores. Esto, con la finalidad de facilitar y mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos y brindarle “tranquilidad” a nuestros docentes. Por otro lado, si usted ha escuchado que el profesor que regala notas es bien evaluado por sus alumnos, no se preocupe pues no hay ninguna relación entre las variables “Porcentaje de aprobados” y “Promedio docente”.  ¡Les deseamos muchos éxitos en la siguiente encuesta académica!

(https://support.microsoft.com/es-es/office/funci%C3%B3n-pearson-0c3e30fc-e5af-49c4-808a-3ef66e034c18)

Artículo escrito por:
Héctor Viale, Director de la Oficina de Prospección Académica de la UPC.
Armando Novoa, Profesor a tiempo completo del Departamento de Ciencias – Campus San Miguel
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