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¿Es (in)útil la bibliografía tal como la conocemos actualmente?

3 marzo, 2021 by Tito Viale Deja un comentario

En un artículo anterior (https://enfoque.upc.edu.pe/2021/02/01/un-hallazgo-relevante-que-variables-son-las-que-mas-se-relacionan-con-los-resultados-de-las-encuestas-academicas/), relacionamos algunas de las variables de la encuesta académica con el fin de conocer qué aspectos tienen mayor relación con el resultado final del profesor.

En este artículo, analizaremos la variable o constructo que tiene menos relación con el resultado final del profesor y propondremos algunos modelos e ideas que podrían mejorar su relación con el resultado de la encuesta académica.

Una verdad que no podemos ignorar es que todo ha cambiado y que ahora más que nunca debemos tener presente que “en educación, nada está terminado”. ¿Cuándo terminará la pandemia y volveremos a reunirnos presencialmente en el proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Volverá todo a ser como en el 2019? ¿Estaremos capacitados y tendremos las competencias necesarias para los nuevos retos que se vienen? Tenemos muchas preguntas y, tal vez, debido a la incertidumbre en la cual vivimos, ninguna respuesta. Lo que podría ocurrir es que la nueva normalidad implique cambios en el sistema de enseñanza aprendizaje. Es por esto que debemos aprovechar lo aprendido en este último año y motivar en nuestros alumnos nuevas destrezas y habilidades.

Para el rediseño de los cursos, en la etapa de planificación, debemos tener en cuenta los resultados finales, no solo en lo que se refiere a las notas de los alumnos o porcentajes de aprobados de nuestra sección, sino también a los resultados de la encuesta académica; así como los comentarios de los alumnos, los intercambios de ideas en las reuniones con los delegados, las opiniones de los profesores, etc.

¿Qué hemos encontrado en esta oportunidad? Que existen algunas variables que aportan más a un mejor resultado en la encuesta académica y otras que claramente se relacionan fuertemente con el resultado de la encuesta académica y otras no. ¿Qué debemos hacer entonces? Detectar cuáles son las mejoras posibles que hagan que todas las variables tengan una mejor relación con el resultado de la encuesta del profesor.

¿Qué evidencia tenemos? En el Gráfico N° 1, se evidencia que la variable “La bibliografía me sirvió en el curso” es la que menos promedio tiene en la Encuesta Académica (en el gráfico solo mostramos las dos variables con mayor promedio y las dos con menor promedio; las variables expresadas como preguntas son bastante más).

Gráfico N° 1. Ciclo académico 2020-2. Promedio de diversas variables de la encuesta académica. (Fuente propia)

En el Gráfico N° 2, se muestra las dos variables que tienen una mayor relación con el Promedio Docente y las dos que tienen menos relación.

Gráfico N° 2. Ciclo académico 2020-2. Relaciones entre diversas variables y Promedio Docente (Fuente propia)

Queda claro entonces que, bajo cualquier análisis, el constructo “La bibliografía me sirvió en el curso” necesita nuestra atención al momento de planificar el curso. Creemos que, así como aquí hemos analizado un curso de matemática de una universidad limeña, este punto debe estarse repitiendo también en los otros cursos y por ello es necesario su análisis y propuesta de soluciones.

¿Por qué se están dando estos resultados? Es difícil saberlo, pero creemos que tiene relación con 2 temas interesantes:

  • Los alumnos están cambiando su sistema de aprendizaje, valorando las actividades para comprender, aprender, aplicar, ser motivados, etc., (ver Gráfico N° 2) y los libros “tradicionales” han cambiado mucho en su forma (exquisitos gráficos, cuidadosa tipografía, cuidado en contenido teórico referido a la carrera hacia donde vaya orientado el libro, etc.) pero no incluyen, en su gran mayoría actividades que permitan que el alumno aprenda, ni lecturas muy motivadoras,  o relaciones con sus carreras o con la realidad del país y de su entorno.
  • Los alumnos valoran mucho (ver Gráfico N° 1) el dominio del profesor en el curso y el ambiente que crean durante la sesión de clase, esto conlleva a que prefieran revisar el documento de la clase (PPT) o la grabación antes que revisar la bibliografía que más bien tiende a complicarlos.

La bibliografía que tanto valorábamos los estudiantes que ya pasamos los 50s (o incluso menos…) ahora resultan documentos que los alumnos no los encuentran atractivos ni necesarios de revisar pues su profesor lo explicó mucho mejor, lo entendieron y tienen el clima de aprendizaje adecuado para preguntar, pedir más ejemplos, pedir que repita algún tema, valoran el clima y dominio del profesor.

¿Qué hacer? Nos parece que debemos revisar qué entendemos como bibliografía para un curso universitario y qué posibilidades tenemos dentro de nuestras casas de estudios para poder técnicamente usar estos recursos. La RAE indica que bibliografía es la “Relación o catálogo de libros o escritos referentes a una materia determinada”. Más adelante, la misma RAE, en otra definición señala que estos escritos pueden proceder de “diversos soportes”, por lo que entonces no debemos solo entender como bibliografía a los libros de las editoriales acaso podamos a partir de ahora verlos como bibliografía complementaria. O tal vez, sea mejor llamarlos recursos de aprendizaje. Concluyendo, sabemos que nuestros alumnos valoran mucho el contacto y la forma en la que enseñamos de manera síncrona, pero ¿seremos capaces de crear materiales de cada sesión o unidad del curso, que además de la teoría, ejercicios resueltos y propuestos, incluya motivaciones y actividades que le permitan organizar su autoaprendizaje y su fase de transferencia? ¿Seremos capaces de hacerlo no solo como un libro tradicional pasado a PDF a todo color, sino que además tenga vínculos a actividades que se puedan desarrollar personalmente o en equipos de manera asíncrona y que se depositen en algún repositorio donde incluso se puedan mostrar luego, que vincule con las grabaciones de clase y que incluso permitan compartir con el profesor asincrónicamente algún tema que no está claro en la bibliografía? ¿Podremos usar otras plataformas multimedia sabiendo que nuestros alumnos se sienten cómodos en esos medios y actualmente tenemos herramientas que antes solo las tenían los profesionales de la edición o de tecnología? ¿Podremos trabajar en equipo para hacer estos nuevos documentos incluyendo a ex alumnos y especialistas en la materia?

El profesor ya no es el que únicamente dicta, tampoco el que orienta el trabajo, el profesor debe desarrollar otras competencias acordes con nuestro tiempo. Nuestros alumnos creen en nosotros.

Artículo escrito por:
Héctor Viale, Director de la Oficina de Prospección Académica de la UPC.
Armando Novoa, Profesor a tiempo completo del Departamento de Ciencias – Campus San Miguel.

De modo presencial a modo virtual: Como afrontar el cambio en la forma de enseñar

29 mayo, 2020 by Guillermo Quiroga Deja un comentario

Hay eventos que disparan el cambio y hoy en el sector educación estamos ante uno de ellos. Pienso que para la educación virtual se ha abierto una gran oportunidad. Te animo a sumarte a este viaje al futuro.

Por esta razón, les comparto algunas ideas que pueden ayudar a todos los profesores a enfrentar el desafío de enseñar en formato on line cuando gran parte de su vida han dictado presencial. Como ha sido mi caso. Para animarnos, no se olviden que nuestro cerebro es plástico, eso significa que si queremos podemos aprender nuevas cosas a pesar de la edad o costumbre. Todo depende de la actitud.

Además, les comento que he revisado muchos sitios especializados con ideas y consejos para enseñar en forma virtual. La mayoría se centra en los factores ambientales. Conexión, vestimenta, iluminación etc. Son muy importantes esos consejos, pero esto es sólo el piso o lo mínimo. Por ello, pienso que conversar sobre temas de fondo es muy pertinente.

Quizás la primera idea fuerza a tener presente es que no hay segunda oportunidad para una primera impresión. En ese sentido, es vital empezar las clases on line con la actitud y energía correcta. Abiertos a la tecnología y sobre todo a las sorpresas. Con esto no quiero minimizar los inconvenientes técnicos o problemas que surgirán. Simplemente el mensaje consiste en no perder perspectiva. Los alumnos con el tiempo puede que no se acuerden mucho de lo que se les enseño. Pero jamás olvidarán como se hizo.

La segunda idea importante es intensidad: Qué cada clase cuente. Para mí esto es lo más importante de todo. Al final de la sesión tanto nosotros como los alumnos digan, a pesar del esfuerzo ha valido la pena. Si nosotros como docentes hemos dado nuestro mejor esfuerzo y los alumnos han aprendido algo que les sirva para su crecimiento profesional; se ha producido un aprendizaje significativo y el logro está cumplido.

Hemos de transmitir a los alumnos seguridad. Sobre todo, al principio. Vamos despacio construyendo paso a paso. Tanto ellos como nosotros con el tiempo y la repetición lo haremos cada día mejor en formato virtual. Es muy oportuno enfocar la clase como si fuese una conversación uno a uno. Esta forma de enseñanza lo permite. Un dato importante es que bajo la modalidad on line muchos alumnos pierden el miedo escénico. Por tanto, es una gran oportunidad para que nosotros y ellos descubramos juntos nuevos talentos. No nos olvidemos que el poder de la educación radica en la transformación personal de cada alumno.

Planificar muy bien la clase en segmentos determinados y hacer breves pausas activas. Tener ejemplos e historias relacionadas al curso preparadas para comentar. Compartir videos cortos que dan frescura a la clase. Usar poco a poco todas las herramientas que la plataforma nos ofrece. Experimentar, será divertido para nosotros y los alumnos. No nos angustiemos por la evaluación. Apelemos a su responsabilidad y profesionalidad. Son ellos los principales interesados en aprender. En tal sentido, las evaluaciones deben ir en la línea del desarrollo del pensamiento crítico y de las competencias del curso. Ya no hace falta aprender de memoria como antes, todo está al alcance de la mano en la red. 

Finalmente, paciencia y buen humor. Hay cosas que no controlamos: conectividad, suministro de energía eléctrica nuestra y la de los alumnos. Por ello, ante un problema técnico tomarlo con calma. No nos angustiemos si perdemos 10 minutos. Luego los recuperamos. Volver a intentarlo hasta que funcione. Los alumnos valorarán más nuestro esfuerzo y buen humor ante la adversidad. Si transmitimos energía negativa por más que tengamos la mejor tecnología la experiencia no será la mejor.

A medida que avancemos en el proceso estoy seguro de que surgirán excelentes aprendizajes. Por lo tanto, lo mejor es empezar e ir un día a la vez y veremos cómo nuestras clases on line se convierten en una excelente alternativa de formación.

*Artículo publicado en el LinkedIn: https://pe.linkedin.com/in/guillermoquirogap , 23 de marzo de 2020.

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