Los zapatos italianos o zapatos argentinos eran símbolo de zapatos de cuero y de calidad. Durante muchos estos zapatos daban finura y exquisitez a los pies. El plástico era sinónimo de barato y corriente. No se pensaba que este último, con el tiempo, podría tener un precio alto hasta que se inventaron los Crocs.
Por: Yessica Centty
Los zapatos Crocs son reconocidos por sus diseños con agujeros tipo queso gruyere, suela ortopédica, diseño ergonómico y material anti-olor. Estos causaron odio entre algunos diseñadores y furor en diversos públicos y clases sociales. Amor y odio era lo que obtenían estos zapatos, pero jamás indiferencia.
Con el tiempo y el éxito en sus ventas, Crocs cerró contratos con empresas como Disney y Google. Cada temporada lanzaban más de 30 modelos nuevos de la mano de complementos como ropa interior, guantes, bufandas y ropa.
Crocs empezó a subir sus ventas. Sus números tenían varios ceros a favor hasta que la empresa empezó a tener problemas con la piratería, así como con la constante pregunta de si lograría ser un artículo cotidiano y permanente.
En el 2009, con la crisis mundial, las ventas soportaron que Crocs no era un zapato cotidiano ni permanente, como Robert Soroka informaba: “en tiempos de crisis tendemos a ser compradores más conservadores. Solo lo básico, lo esencial prevalece”. “Siempre se necesitaran unos zapatos de cuero negro, pero los Crocs no son impredecibles”.
Crocs llegó al mercado con unos zapatos de plástico con diseños innovadores. Para el 2010 las ventas empezaron a subir y según John McCarvel se debía a: “las ventas están siendo impulsadas por la innovación de productos, mejor servicio y las iniciativas de construcción de marca, así como la nueva distribución de la expansión de nuestras tiendas operadas por la compañía y la clave de las cuentas al por mayor”.
¿Alguna vez compraste unas Crocs? ¿Sigues sus diseños?