El profesor Fernando Armas escribe sobre la importancia de la documentación y de la consulta de fuentes históricas durante el trabajo periodístico.
Por: Fernando Armas Asin ([email protected])
Hace algunas semanas, durante la visita del Papa al Perú, en un canal televisivo se invitó como comentarista para una de las actividades de Francisco no a un historiador de las religiones sino a un historiador especializado en otras temáticas. Esta persona, amiga mía, me confesó que tuvo que dedicar horas a leer material que en su vida había visto para “quedar bien”. De igual manera una exalumna, que trabaja en un programa de televisión por cable, me escribió en el verano para una entrevista sobre las modas en Lima. Le recomendé al especialista en el tema.
Podemos seguir con los ejemplos, pero es suficiente para subrayar algo que a menudo ocurre en la tarea investigativa que los productores o redactores de programas televisivos o radiales realizan: el poco interés por una metodología de uso de fuente adecuada, normalmente enseñada en la universidad. Porque lo que salta a la vista en los ejemplos mencionados es la falta de perspicacia para darse cuenta de que en estos casos la disciplina de la historia es amplia y hay especialistas en religiones, vestuarios, historia económica y una infinidad de posibilidades. Por ser historiador no lo sabes todo. Esto mismo es válido en el campo médico, de las ingenierías, etc. Recuérdese por qué se acude a los historiadores como fuente.
En la base está la pereza para realizar una investigación exhaustiva. En los casos reseñados, llamar a un profesional de ese campo, confiable, y preguntarle a quien recomendaría para tal o cual tema, debe ser la regla básica. Pero muchas veces esta es ignorada. Además, en el mundo de hoy, donde todo es visibilizado, los profesionales más resaltantes en sus respectivas temáticas aparecen por doquier en la internet. Videos, artículos, blogs, y una infinidad de posibilidades hablan de cada uno de ellos. De modo que solo hay que dedicarse unos minutos para poder enterarnos de la fuente más adecuada en nuestra tarea. Siempre es bueno recordar la importancia del periodismo de bases de datos y la importancia del uso de fuentes de internet que realizan los periodistas.
¿Pero a qué nos conduce este descuido investigativo? Finalmente, a algo más tangible, concreto y visible para todos: una nota periodística, un reporte o lo que fuera, deleznable. Tal vez si no tenemos la pericia para salvar el producto con otros recursos básicos, el resultado será el de los típicos lugares comunes, redundancias o superficialidades.
Por lo tanto, la lección es obvia y concreta: realizar bien la labor investigativa, hacer bien tu indagación. El resultado será un trabajo seguramente bueno.
Extra: para los desprevenidos, el libro de Antonio Malalana Ureña nos ayuda a reflexionar sobre la estrecha relación entre periodistas e historiadores unidos en la tarea investigativa.
(Imagen tomada de https://www.1stdibs.com/)