La película Three billboards outside Ebbing, Missouri es el punto de partida de la reflexión que realizo acerca de la gratuidad con la que a veces publicamos un post en alguna red social y de cómo la verificación y el contraste pueden convertirse en herramientas a nuestro favor.
Por: Oscar Aybar ([email protected] y [email protected])
Alerta: contiene spoilers
En la película Three billboards outside Ebbing, Missouri (2017) una madre (Mildred Hayes) contrata tres vallas publicitarias en un lugar inhóspito para provocar una reacción en las autoridades. Su hija ha sido asesinada y ella siente que nadie hace nada. Ponernos en la piel de Mildred nos coloca frente a lo que cualquier ser humano enfrenta al verse vulnerado. Ella se rebela contra la desidia y falta de empatía de las autoridades. Una mujer de pueblo que no usa Internet decide echar mano de la publicidad tradicional para provocar reacciones. Esto nos hace preguntarnos sobre qué hacemos cuando nos vemos vulnerados y cómo provocamos “reacciones”.
Según el estudio de IPSOS Hábitos, usos y actitudes hacia el Internet (2017), 13 millones de peruanos somos internautas. Hoy en Lima es viable ser un ermitaño virtual. Puedo comer sin salir a un restaurante, puedo saludar a alguien por su cumpleaños sin verlo, puedo pagar las cuentas sin ir al banco, puedo trabajar sin necesidad de ir a una oficina y la lista continúa infinita porque todos los días Internet nos facilita más la vida, pero también nos aleja. Cada vez estamos más aislados en la sobrecarga informativa de la comunicación digital, sintiéndonos libres de dar like desde teclados impersonales.
En ese contexto, ¿cuántas veces nos preguntamos realmente si reproducimos información verificada? El ciudadano chino Liu Xiunhuan (33), injustamente acusado de usar carne de perro en su chifa, puede dar fe de ello. ¿Cuánta gente reprodujo la noticia dada por diversos medios de comunicación? ¿Cuántos de “nosotros” los espectadores (e improvisados jueces de la situación) dimos un like o un comentario a la noticia? Arango-Forero señala que el público debe tomar un rol crítico frente a los medios. No todo lo que vemos en Internet es cierto; por eso mismo, antes de compartir algo, debemos asegurarnos de no estar dañando a alguien más con una compartida en apariencia solidaria, pero que finalmente resulta ser nociva.
Asimismo, existe el riesgo de que el denunciante termine siendo perseguido. En la película mencionada, Mildred se enfrenta al rechazo y a las represalias. Y aquí estamos hablando de una denuncia que solo la expone en su pueblo, pero cuando hacemos una denuncia en redes sociales donde estamos plenamente identificados nos exponemos a muchas otras represalias. En Estados Unidos, el periodista Trevor Timm explica mecanismos como SecureDrop, usado por The Washington Post para proteger a los denunciantes de posteriores represalias o vigilancias.
Por otro lado, también es oportuno agotar las vías previas en las instancias no virtuales que sean las más adecuadas para resolver el problema al que nos enfrentamos. Se está arraigando la creencia de que solo es necesario publicar, pero es importante reconocer cuáles son los mejores medios para resolver un problema. Todos tenemos a alguien que se queja en un grupo de Facebook o de Whatsapp para provocar la indignación colectiva, pero muchas veces no sabemos si agotó las vías previas de su denuncia en el mundo real y ante los órganos competentes.
No me imagino a Mildred Hayes enfrentando su denuncia única y exclusivamente desde la virtualidad. Es un personaje que maneja su conflicto desde la no virtualidad y logra que el problema inicial concluya con la esperanza de resolverse o de encontrar en ella algún alivio. El antagonista finalmente reacciona y junto con ella luchan por la esperanza de Hayes. Eso no se lograría desde el aislamiento de las redes sociales, sino a través de una comunicación real y efectiva.
(Imagen tomada de https://www.imdb.com/title/tt5027774/mediaviewer/rm3332068864)