En el año 1985, el Gran Maestro y para muchos uno de los mejores ajedrecistas de la historia, Garry Kasparov, venció sin problemas 32 a 0 en partidas simultáneas a una computadora. 11 años después en 1996 también venció de Deep Blue de IBM por 4 a 2. Sin embargo, sólo un año después, esa computadora mejorada con lo aprendido venció 3 ½ a 2 ½ al ajedrecista. Una máquina se impuso al hombre por primera vez.
Algunos años después en el 2011 Watson, un sistema de inteligencia artificial desarrollado por IBM, apareció en el programa televisivo Jeopardy, venciendo a sus contrincantes humanos, en un concurso de preguntas y respuestas todo desarrollado en lenguaje natural.
La inteligencia artificial llegó para quedarse en nuestras vidas. Hay una línea de pensamiento que no comparto que le teme al creciente poder de las máquinas autónomas y con capacidad de aprendizaje. Bajo el supuesto que reemplazará al humano en muchos trabajos generando desempleo, incertidumbre ante eventos que se descontrolen o a un mal uso deliberado.
Por ello, me preguntaba ante estas interrogantes cuál debe ser una respuesta adecuada y creo que una actitud de apertura, experimentación ética y optimismo es el mejor camino. Algunos expertos de IBM, les gusta hablar más de Inteligencia Aumentada en vez de artificial. El cambio de palabras no es menor por una sencilla razón. Al decir aumentada se quiere enfatizar que la inteligencia artificial es un medio puesto al servicio del hombre para desarrollar nuevas oportunidades de mejora. Es su socio y deberá convertirse en su mejor amigo. Porque con ella, llegará a donde no podía llegar, vencerá antiguas limitaciones y potenciará nuestro quehacer. Minimizando errores, mejorando la productividad, acertando en predicciones más finas.
Todo esto, ya está pasando en nuestro país y la prueba más fehaciente ha sido el presente Panel G de Gestión. Vemos como empresas locales están usando la inteligencia artificial para el desarrollo de sus negocios. Ellas han comentado de soluciones con un impacto impresionante.
La película Talentos Ocultos narra la historia de 3 mujeres afroamericanas trabajando en la NASA y que a pesar de todas las dificultades tienen un rol clave en la conquista de la luna por el hombre. Mención aparte para Dorothy Vaughan. Era la líder de un grupo de más de 20 mujeres afroamericanas que como ella hacían cálculos manuales. Un día ve llegar una computadora IBM a las instalaciones. Rápidamente se dio cuenta que si ella y su grupo no hacía nada serían desplazadas. Por su cuenta aprendió Fortran, el lenguaje de programación de esa máquina y además les enseño a todas sus compañeras estos nuevos conocimientos. Obviamente, sólo ella y su grupo estaban listas y se encargaron de manejar esa primera computadora. Llegó a ser la primera mujer afroamericana en ser supervisora de los servicios de IBM en la NASA. Pero más importante aún ninguna mujer de su equipo se quedó sin trabajo, al contrario, se convirtieron todas en piezas fundamentales. Creo que este ejemplo brinda muchas pistas a la solución de posibles dilemas.
La inteligencia artificial ofrece la maravillosa oportunidad de cerrar importantes brechas en el Perú y contribuir decididamente a la formalización. Finalmente, reafirmo mi opinión que la tecnología por más sofisticada que sea es y será siempre un medio; y por lo tanto el ser humano responsable y ético deberá guiarla para hacer con ella un mundo mejor.
*Artículo publicado en el Panel G Inteligencia Artificial de la Revista Gestión el 17 de agosto de 2018.